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Diego Valenzuela: De marino a minero

El trabajo en equipo, sobre todo en minería, es primordial si se quiere obtener un buen desempeño productivo o en materia de seguridad. Esto es lo que piensa Diego Valenzuela, Planificador de Contratos de Epiroc para Minera Los Pelambres, quien destaca -como ejemplo de lo mencionado- los tres años sin accidentes con tiempo perdido alcanzados junto a sus colegas en faena.

“Fue el cumplimiento de una gran meta. Y eso es fruto del trabajo en equipo y bien planificado”, enfatiza respecto del logro alcanzado en Minera Los Pelambres

Diego, quien se tituló de Técnico Nivel Superior en Mecánica Automotriz en Inacap, lleva cinco años y medio en la compañía, a la que llegó luego de estar un tiempo similar en una empresa que prestaba servicios a minera Escondida.

“Llegué a Epiroc a través de una postulación que vi en un diario local (Región de Coquimbo) para el Contrato Los Pelambres. Averigüé su dimensión y la expansión que tendría. Como, en aquel entonces, era cercano a mi zona de residencia, decidí postular, y luego me llamaron para incorporarme. Ingresé como Técnico, cargo que desempeñé durante un año. Debido a la disciplina y constante trabajo planificado con los que me desempeñé, la compañía me propuso ser Programador. Y tras dos años acepté el gran desafío de convertirme en Planificador de Contratos”, recuerda.
Desde la Armada

En septiembre pasado, Diego cumplió 10 años ligado al sector minero, a donde llegó desde la Armada de Chile.
“La institución es 100% distinta. Por motivos familiares tuve que salir de la Marina y fue ahí donde llegue a la minería”, comenta.
Reconoce que en este profundo cambio de rumbo influyó su hermano mayor, quien junto a su padre han sido los grandes consejeros de su vida laboral.

“Me gusta el mundo minero. Además del necesario trabajo en equipo, hay que estar atento e informarse acerca de las situaciones que se viven en la industria. Debemos alinear nuestros objetivos con las necesidades de los clientes. La minería está llena de cambios, y debemos estar preparados para ellos”, enfatiza.

La meta profesional de Diego es seguir creciendo en Epiroc, y por eso decidió perfeccionarse. Hoy cursa el último año de la carrera de Ingeniería en Gestión Industrial, en la Universidad Técnica Federico Santa María.
Disfrutando de “lo simple”

Oriundo de Tongoy, balneario de la Región de Coquimbo, Diego es casado hace cuatro años con Ana María Galleguillos. “Pero llevamos 12 años juntos”, se apura en decir. La pareja tiene un hijo, José Benjamín, de cuatro años.

Si bien en la actualidad, y por motivos académicos principalmente, reside junto a su familia en Quilpué, en la Región de Valparaíso, afirma que cada vez que puede, y sobre todo en vacaciones, viaja a su pueblo natal a disfrutar de sus bondades. “Lo que más extraño de Tongoy es su gente, sus cálidas playas, la tranquilidad de sus calles y, en especial, sus mariscos”, señala riendo.

Asevera que aprovecha cada tiempo libre junto a su esposa e hijo. “Me gusta escapar de la rutina, salir de manera improvisada, ir a la playa o al campo, disfrutar de ‘las cosas simples’. Me encanta estar con ellos, ver crecer día a día a mi hijo. En lo personal, me gustaría -en el corto plazo- aumentar la familia”, agrega.

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