Miguel Fuentes: Un chillanejo con actitud y educado “a la antigua”
Actitud y poner valor agregado a todo lo que uno realiza en la vida es la receta de Miguel Fuentes para alcanzar las metas en lo laboral y personal. Con 38 años de trabajo, 18 de los cuales los ha cumplido en Epiroc, hoy se desempeña como Asesor Técnico de Soporte y Capacitación.
“Es algo que aprendí con el tipo de educación antigua”, dice este Técnico en Combustión Interna Automotriz, título que obtuvo en 1980 en la Escuela Industrial A-11, de su natal Chillán.
Extensa trayectoria
Su extensa trayectoria laboral se inició en el Servicio Técnico de Toyota en Chillán, a donde llegó para hacer su práctica profesional y permaneció por siete años.
Conoció la minería en su siguiente trabajo en la empresa francesa Sogispi, que prestaba apoyo a la División El Teniente de Codelco.
En 1994 se incorporó al área de maquinarias de la Constructora Delta. Estando allí participó en la construcción del túnel El Melón; en las minas Alcaparrosa y Can Can, de Copiapó, y en las divisiones Andina y El Teniente de Codelco.
En junio de 2002 ingresó a la entonces Atlas Copco Chilena y destaca que se ha desempeñado tanto en la línea de perforación (TME) como de extracción (LHD) en minería subterránea, lo que le ha servido mucho en su desempeño, sobre todo cuando fue Asesor Técnico del Área de Ventas.
De la empresa valora especialmente que entregue todas las facilidades a quien desee perfeccionarse. Por eso, sus metas laborales apuntan a aprender lo que más pueda dentro de sus capacidades.
Chillán en el corazón
Miguel es casado y padre de tres hijos: dos mujeres y un hombre. Dice que, de su natal Chillán, la que considera una hermosa ciudad, lo que más extraña es su gente y lo cerca que queda todo. En su infancia en dicha ciudad dice que fue un niño estudioso, pero inquieto.
Reconoce que en su casa tiende a ser “un trabajólico”, ya que en los tiempos libres siempre está haciendo algo. Uno de sus principales pasatiempos es el enduro, el que practica con un grupo de amigos.
La virtud que más admira de las personas es la amabilidad. Y más que temores propios a acontecimientos que le pudiera deparar el futuro, afirma que “a estas alturas del camino” le preocupa más cómo sus hijos van a enfrentar dichas situaciones.
