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Oscar Palma: "Palmita” revela sus experiencias “al límite”

Con 38 años ligados a la minería, 20 de ellos en Atlas Copco y Epiroc, nadie podría negar que Oscar Palma es muy popular en el rubro. “Si usted fuera técnico de servicio y le tocara ir a una minera, por el primero que le van a preguntar es por el ‘Palma’, o ‘Palmita’…como me gusta que me digan”, destaca este mecánico diésel de 58 años, oriundo de Lautaro, Región de la Araucanía.

Sus primeros estudios los cursó en un liceo técnico profesional en Lautaro. Recién egresado, “Palmita”, quien hoy ocupa el cargo de Técnico de Servicio Senior en MRS de Epiroc, debió cumplir, durante dos años, con el servicio militar obligatorio, en medio de las tensiones con Argentina por el conflicto del Canal Beagle. “Estuve cuatro meses metido en una trinchera. Vamos a pelear ahora… vamos a pelear mañana… Y al final nunca peleamos”, recuerda de aquella experiencia límite.
Se licenció del Ejército el 18 de septiembre de 1980, y terminado el feriado encontró trabajo como ayudante de mecánico en una empresa enfocada en la minería y la construcción. Allí se especializó en la mantención de maquinaria pesada, como camiones, buldozer, motoniveladoras y tractores; y en la línea de minería de Atlas Copco, como los equipos de perforación frontal y de transporte de material.

Testigo privilegiado

“Palmita” fue testigo privilegiado del nacimiento de grandes mineras del norte del país, con la excepción de Chuquicamata, que ya existía. Participó en la etapa de exploración de Collahuasi; en la instalación de los molinos en Escondida; y estuvo en las Divisiones El Salvador, El Teniente, Radomiro Tomic y Andina de Codelco.
Además, participó en la construcción de grandes centrales hidroeléctricas del centro y sur del país.

A Atlas Copco llegó en 1998. “Soy un hombre muy agradecido de la compañía porque acá he aprendido muchas cosas. Me han capacitado, he hecho muchos amigos, y he conocido muchas mineras. A mis nietos les podré decir que estuve ahí gracias a Epiroc”, resalta.

Sobreviviente al terremoto de 1960

“Palmita", el décimo integrante de una familia numerosa de origen campesino, nació el 22 de mayo de 1960, el mismo día del terremoto de Valdivia, el más violento del que se tenga registro a nivel mundial.
Su padre debió trasladar a su mamá -con síntomas de parto- los 6 a 7 km que separaban el campo donde vivían de Lautaro. El hospital local se había derrumbado, por lo que su nacimiento se produjo en un hospital de campaña instalado por el regimiento emplazado en el lugar. “Me cuentan que nací asfixiado, casi muerto y por eso crecí con muchas dificultades”, rememora.

Casado hace ya 32 años, “Palmita” tiene 3 hijos, todos hombres. Dice que le gusta la “buena lectura”, los asados y el vino tinto. Pero se declara malo para el baile.

Amante de la naturaleza, tiene una parcela en Til Til, donde construyó una casa grande para su esposa. “Me demoré 5 años en terminarla. Todos mis descansos, mis feriados están puestos ahí”, dice con orgullo. Allí plantó naranjos, limones, cerezos, flores, cilantro y perejil, y los fines de semana se dedica a regar y podar.

Una vez que se jubile pretende radicarse en el sur, en la zona de Lonquimay.

Local Minería y excavación de rocas Chile