«Participé en la puesta en servicio de su máquina. Ha funcionado bien desde el primer día. Mantenemos un contacto personal. Me llaman directamente y yo voy a realizar cualquier servicio o reparación siempre que me necesitan. Con el contrato de servicio, también nos encargamos de supervisar el estado de la máquina», indica Fredrik Norlinder.
«A menudo, una llamada telefónica basta para solucionar cualquier problema de forma rápida», señala Viktor Eriksson.
Los tiempos de inactividad pueden resultar muy costosos, por lo que el trabajo de hacer que la máquina esté en funcionamiento lo antes posible resulta fundamental. Gracias a esta fluida colaboración, la máquina estuvo parada unos pocos días el año pasado.
«Dado que los niveles de producción son mucho más elevados ahora, las paradas apenas se notan. No obstante, es fantástico no tener que preocuparse del mantenimiento y, simplemente, seguir trabajando», afirma Viktor Eriksson.